miércoles, 27 de junio de 2012

SIN TITULO ALGUNO

La nostalgia esta recorriendo mis mejillas e invadiendo mi cuerpo, necesito un amigo sin embargo, no lo acepto. Necesito silencio pero, no lo quiero.
Cuando el amor pierde, no hay manera de recuperarlo, no hay manera de volver a sentirlo ni hay manera de encontrarlo.

Se aleja el pensamiento y el corazón se acongoja. Se tiene miedo de salir herido en cualquier descuido. No se permite querer otra vez.
Se estanca en la soledad, se mantiene la idea de no volver a llorar, se esconde el dolor tras sonrisas y vánales risas. En encuentros amistosos, en reuniones “divertidas”.
El dolor se apodera del alma que lo lleva, se pierde el sentido, se pierde la Fe. La esperanza no existe y el recuerdo no es el ayer.

Las horas no pasan, los días no cambian. La decepción florece y la alegría se drena… no hay cura valida para dejar de sentir, para no llorar, para poder seguir y triunfar.
Las fuerzas no alcanzan para poder continuar, te encierras en una habitación de la cual no quieres escapar. Te prestas para bromear pero, solamente ausente estás.
No pretendes hablar, no pretendes callar, por dentro el silencio y el miedo se unen contra tu voluntad de poder arriesgar.

No tienes escucha ni amigo en el cual confiar. Los amigos se van y la espalda te dan. Todo por una pérdida que no pudiste evitar.

Los cuchillos atractivos te empiezan a parecer, las escaleras también y el extrañar no se puede contener. Simplemente no lo puedes contener.
El presente se torna una película de recuerdos furtivos y escenas de locura, el color sepia invade tu vista, te nubla el cuerpo y la soledad te pisa.

Te pierdes en el camino de tu felicidad escondida, te presentas con temor ante la idea de un amor suicida, te atormentas la mente con ideas fatalistas.
Mantienes palabras llenas de mentiras, te llenas la cabeza de frases ensayadas, frases estudiadas… te niegas a ceder a la idea de un nuevo amor.

Te impones estándares del antiguo cielo que algún día estuvo sobre de ti, no quieres salir, conocer y crecer. Te cierras a palabras ajenas y niegas tu sentir.
Crees que engañas a todos pero, no es así… saben que mueres por dentro sin embargo, te dejan hundir, te dejan caer y no te levantan por miedo a perder.
Perder tu amistad en el intento de ayudarte a levantar, perder la Fe cuando escuchen tus palabras del ayer, sentir la soledad que embarca en tu puerto.

Se callan lo que ven, ignoran tus miradas vacías y pérdidas, se tornan egoístas y te hacen cambiar de tus ideas fatalistas. Lo necesites o no, te vuelves ignorante.
Los pensamientos no ceden y te dejas vencer, te dejas derrotar y no pretende creer. Cuando lo intentas fallas otra vez, te decides a amar nuevamente pero, nada sale bien.

Te ausentas más de las masas, de tu familia, hasta de tu propia vida. Tomas las pastillas del cajón de la esquina, llenas un vaso con agua totalmente fría.
Respiras hondo, ingieres la primera, toca la segunda, y tomas hasta una tercera… pasan los minutos; el frasco esta vacío.
Te mareas de tu agonía, se debilita tu cuerpo, se duerme tu mente y el corazón también.

Nadie sabe lo que ocurrió ni el porqué de tal acción, lo ignoran, se lo guardan, lo borran del pensamiento y no aportan nada.
Intentan salvarte pero, ya estas débil, intentan guiarte con su voz pero, ya estas sordo. Te quieren llevar a la luz pero, te encuentras totalmente ciego.

Te han perdido en cuerpo, te han perdido en alma… no pudieron salvarte ni decirte lo que más anhelaban. Te dejaron a tu suerte, a tu destino elegido.
Moriste, moriste, moriste. A pesar de estar de nuevo en casa, tu vida no tiene ningún sentido. A pesar de estar al borde de la muerte física no has aprendido… que el amor que necesitas esta en ti mismo.

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