miércoles, 27 de junio de 2012

Sin Titulo I

Libérame de tu Edén, y estrangula
mis sentidos, mójame con tu piélago
tan dichoso como el designado.

Esclavo de tu vientre: observador de
las montañas, me deslizo por un
regato hasta llegar a tus tiernas aguas.

Las praderas que te hacen guardia:
me inclinan a un delirio, el campo de
batalla no es este, sin embargo la
guerra ya la he perdido.

El castigo que he conseguido
sintiendo el roce de tu escultura por la
cual me desvivo; no es menor a
una epifanía.

Este poderío enigmático me ínsita a
seguir consumiendo tus pastos hasta
verte marchitar: es un pedazo de
paraíso que planeo desgastar.

La laguna de tu cielo se está a punto
de secar, pero he de seguir bebiendo
hasta poder saciar esta fatídica sed.

Quisiera que aun inerte pudiera
explorar los secretos que te encierran
sin una deuda a pagar.

Deseoso  de ahondar en las telas que
te encierran y apaciguar estas ganas
de erosionar.

Tu latifundio es lo único que me
sostiene codicioso de eternizar este
acto de culpabilidad; racional.

El averno dejara de carbonizar
cuando mi espíritu vacié el ardor y te
consuma a mi contentamiento.

El pecado que he marcado
encadenando tu miel en mi selva me
indemniza aunque ya estés
inanimada.

Sin Titulo II

Esta noche me he sentado a escribir;
solo a escribir de ti, de mí,  de los dos o
probablemente de ninguno.

Tomando un poco de tinta, una vela y un
papel, me he dispuesto a describir como
eras a mis ojos; mis delirantes ojos.

No recuerdo cuando fue la última vez que
te vi, fue hace meses, o tal vez un par de
años. Simplemente el tiempo se ha
fundido en mis recuerdos.

Estabas parado, junto a un árbol ¿Qué
vislumbrabas? Probablemente nada.
Allí estabas tú, solo mirando la calle,
analizando las cosas que ocurrieron entre los dos.

Un par de ríos, recorrieron mis mejillas al
verte tan tú, tan callado, tan tranquilo.
Todo lo contrario a mi; desecha, triste,
solitaria.

A pesar de tan nostálgica y cautivadora
escena; no me acerque. Decidí observarte
unos minutos mas, antes de voltearme a
sabiendas que no te vería.

Camine en un sendero, alegre de haberte
visto, de contemplar el perfil de tu rostro
y el paso de tus piernas. Pude ver el
cigarro de tu mano izquierda y una de
nuestras fotos en la derecha.

Mientras el tiempo avanzo me di cuenta
de cuanto quería volverme para abrazarte,
besarte y recordar aquellas caricias que
alguna vez me diste.

Caricias embriagadas de deseos, de goce,
de ti… de los dos. Brindando con ellas
por el éxtasis de nuestras vidas, de
nuestros cuerpos.

¿Cómo olvidar tu cara, tu nombre y tu
cuerpo? ¿Cómo olvidar las tardes
compartidas, los días contados, las
mañanas histéricas y las noches llorando?

Las hojas del otoño han empezado a caer,
y continúo escribiendo acerca de ti. Y me
pregunto si es que acaso piensas en mí.

Al corazón se le es fácil persuadir para
creer en un engaño. Imploro alguien me
engañe, imploro el creer que aun paso por
tu mente.

Pienso en ti, cada noche, cada día, cada
instante. Te extraño. Solo eso…
Te extraño.

No puedo borrar los atardeceres a tu lado,
ni los gritos, ni las lágrimas. Ni el deseo
insano de seguirte a donde quiera que
vayas.

Trato de dejar tu presencia en el pasado,
de no pensarte, de no llamarte pero;
resulta que no puedo. Te acumulo.

Me cuestiono si algún día dejaré de
hacerlo… por ahora me dedicare a
escribir de ti, de mí, de los dos o tal vez
de ninguno.

Destino

Empaquemos las maletas, cerremos la
puerta, tomemos el siguiente tren;
abordemos, y no derrochemos el tiempo.

Tenemos que salir de aquí, con la frente
en alto, las lágrimas a un lado, las fotos
gastadas… todo hay que llevarlo.

Bajemos del vagón, comencemos de
nuevo este camino, no equivoquemos las
voces de arriba con la de los mundanos
heridos.

Ser fuertes, eso dirían pero, es difícil no
tener que llorar, los cantos lastimosos
no nos ayudaran ni tampoco la compasión
del hombre.

Tenemos que luchar y correr, aprender a
querer otra vez. A reír más y a llorar
también. Sequemos los ríos salados y
continuemos el viaje.

No hay momento oportuno para
abandonar las penas que nos invaden,
no contamos con la fuerza para aguantar.

La tristeza por mas dura que sea; se tiene
que disipar. Lo dudas igual que yo pero,
la Fe es lo que nos ayudara a estar de pie.

Es complicado mantener la vista al frente
cuando aun se quiere volver atrás,
volteemos con una sonrisa para regalar.

¿A quién? A la muerte por habernos
dejado atrás. No suframos más,
seguramente están allá. ¡Mira! El cielo
nos sonríe, nos da su calor por medio del sol.

Nos deja llorar sin juzgar, nos deja saltar
y gritar… nos permite sentir aún más.

Sin Compromiso

Me voy, sin el compromiso de llorar, sin
tener que voltear y sin tener que caminar.
Me voy con una sonrisa sin el compromiso
de dibujar o con la compasión de poderla dar.

Risas, lágrimas, estrellas y linternas ya no se
tendrán que regalar con el compromiso de más.
El cielo perdonará la idea de querer volver a empezar
la historia, sin el compromiso inicial.

Podré partir sin el compromiso de ver tus ojos
llorar o ver muecas disfrazadas de sincera felicidad.
Me iré sin el compromiso de aceptar ver
las avellanas de tus ojos sobre mis pies.

No regresaré, ni siquiera lo pensaré... no tengo
el compromiso de hacerlo ni de penasrmelo de nuevo.

Mis manos rozarán tus rosadas mejillas, sin el
compromiso de no volverte a tocar.
El tiempo no ha de reprochar, mis latidos
a tu lado ya no pueden aguantar.

Las manecillas sin compromiso llegaran a marcar; la
hora exacta de poder continuar la travesía.
Las aves trinarán sin el compromiso de tener
que oírlas entonar, sin el compromiso de aplaudir.

El teatro se vaciará sin el compromiso de
aplaudir a los actores una vez más.
Las gotas del bello cielo se desperdiciarán sin
sentir remordimiento de dejarte llorar.

La tristeza no me podrá amenazar, no me
podrá llenar el alma sin el compromiso real.
Las memorias me dejarán dormir sin el compromiso
de hacerme reír, reír de ti.

Los testigos de una tarde me podrán juzgar,
pero ellos sin el compromiso del por qué te
hice llorar. Es hora de marchar sin el
concentimiento de tu voluntad...

SIN TITULO ALGUNO

La nostalgia esta recorriendo mis mejillas e invadiendo mi cuerpo, necesito un amigo sin embargo, no lo acepto. Necesito silencio pero, no lo quiero.
Cuando el amor pierde, no hay manera de recuperarlo, no hay manera de volver a sentirlo ni hay manera de encontrarlo.

Se aleja el pensamiento y el corazón se acongoja. Se tiene miedo de salir herido en cualquier descuido. No se permite querer otra vez.
Se estanca en la soledad, se mantiene la idea de no volver a llorar, se esconde el dolor tras sonrisas y vánales risas. En encuentros amistosos, en reuniones “divertidas”.
El dolor se apodera del alma que lo lleva, se pierde el sentido, se pierde la Fe. La esperanza no existe y el recuerdo no es el ayer.

Las horas no pasan, los días no cambian. La decepción florece y la alegría se drena… no hay cura valida para dejar de sentir, para no llorar, para poder seguir y triunfar.
Las fuerzas no alcanzan para poder continuar, te encierras en una habitación de la cual no quieres escapar. Te prestas para bromear pero, solamente ausente estás.
No pretendes hablar, no pretendes callar, por dentro el silencio y el miedo se unen contra tu voluntad de poder arriesgar.

No tienes escucha ni amigo en el cual confiar. Los amigos se van y la espalda te dan. Todo por una pérdida que no pudiste evitar.

Los cuchillos atractivos te empiezan a parecer, las escaleras también y el extrañar no se puede contener. Simplemente no lo puedes contener.
El presente se torna una película de recuerdos furtivos y escenas de locura, el color sepia invade tu vista, te nubla el cuerpo y la soledad te pisa.

Te pierdes en el camino de tu felicidad escondida, te presentas con temor ante la idea de un amor suicida, te atormentas la mente con ideas fatalistas.
Mantienes palabras llenas de mentiras, te llenas la cabeza de frases ensayadas, frases estudiadas… te niegas a ceder a la idea de un nuevo amor.

Te impones estándares del antiguo cielo que algún día estuvo sobre de ti, no quieres salir, conocer y crecer. Te cierras a palabras ajenas y niegas tu sentir.
Crees que engañas a todos pero, no es así… saben que mueres por dentro sin embargo, te dejan hundir, te dejan caer y no te levantan por miedo a perder.
Perder tu amistad en el intento de ayudarte a levantar, perder la Fe cuando escuchen tus palabras del ayer, sentir la soledad que embarca en tu puerto.

Se callan lo que ven, ignoran tus miradas vacías y pérdidas, se tornan egoístas y te hacen cambiar de tus ideas fatalistas. Lo necesites o no, te vuelves ignorante.
Los pensamientos no ceden y te dejas vencer, te dejas derrotar y no pretende creer. Cuando lo intentas fallas otra vez, te decides a amar nuevamente pero, nada sale bien.

Te ausentas más de las masas, de tu familia, hasta de tu propia vida. Tomas las pastillas del cajón de la esquina, llenas un vaso con agua totalmente fría.
Respiras hondo, ingieres la primera, toca la segunda, y tomas hasta una tercera… pasan los minutos; el frasco esta vacío.
Te mareas de tu agonía, se debilita tu cuerpo, se duerme tu mente y el corazón también.

Nadie sabe lo que ocurrió ni el porqué de tal acción, lo ignoran, se lo guardan, lo borran del pensamiento y no aportan nada.
Intentan salvarte pero, ya estas débil, intentan guiarte con su voz pero, ya estas sordo. Te quieren llevar a la luz pero, te encuentras totalmente ciego.

Te han perdido en cuerpo, te han perdido en alma… no pudieron salvarte ni decirte lo que más anhelaban. Te dejaron a tu suerte, a tu destino elegido.
Moriste, moriste, moriste. A pesar de estar de nuevo en casa, tu vida no tiene ningún sentido. A pesar de estar al borde de la muerte física no has aprendido… que el amor que necesitas esta en ti mismo.

viernes, 1 de junio de 2012

Lluvia


Sin dirección iba mi alma 
caminando hacia un vacío eterno
goteando sangre a cada paso
mirando el cielo
tratando de hallar algo 
algo que valiera esfuerzo y pena.
Rogándole a las nubes
alcé la mirada por una respuesta 
tenia la cabeza en alto
pero el corazón amarrado cual lastre tras de mi.
Una fuerte tormenta arribó
amable era
pues se fusionaba con aquel liquido que brotaba de mis ojos
quería consolarme
abrazándome entre aquellas cálidas gotas 
agradecí el acto
pero ya nada podía con esta soledad
con la agonía cruel
que me orillaba a cavar aun mas profundo en este pozo
así pasaron horas, días, y al fin pude encontrarte 
pero dime amor 
dime ahora que hago contigo.