Libérame de tu Edén, y estrangula
mis sentidos, mójame con tu piélago
tan dichoso como el designado.
Esclavo de tu vientre: observador de
las montañas, me deslizo por un
regato hasta llegar a tus tiernas aguas.
Las praderas que te hacen guardia:
me inclinan a un delirio, el campo de
batalla no es este, sin embargo la
guerra ya la he perdido.
El castigo que he conseguido
sintiendo el roce de tu escultura por la
cual me desvivo; no es menor a
una epifanía.
Este poderío enigmático me ínsita a
seguir consumiendo tus pastos hasta
verte marchitar: es un pedazo de
paraíso que planeo desgastar.
La laguna de tu cielo se está a punto
de secar, pero he de seguir bebiendo
hasta poder saciar esta fatídica sed.
Quisiera que aun inerte pudiera
explorar los secretos que te encierran
sin una deuda a pagar.
Deseoso de ahondar en las telas que
te encierran y apaciguar estas ganas
de erosionar.
Tu latifundio es lo único que me
sostiene codicioso de eternizar este
acto de culpabilidad; racional.
El averno dejara de carbonizar
cuando mi espíritu vacié el ardor y te
consuma a mi contentamiento.
El pecado que he marcado
encadenando tu miel en mi selva me
indemniza aunque ya estés
inanimada.
mis sentidos, mójame con tu piélago
tan dichoso como el designado.
Esclavo de tu vientre: observador de
las montañas, me deslizo por un
regato hasta llegar a tus tiernas aguas.
Las praderas que te hacen guardia:
me inclinan a un delirio, el campo de
batalla no es este, sin embargo la
guerra ya la he perdido.
El castigo que he conseguido
sintiendo el roce de tu escultura por la
cual me desvivo; no es menor a
una epifanía.
Este poderío enigmático me ínsita a
seguir consumiendo tus pastos hasta
verte marchitar: es un pedazo de
paraíso que planeo desgastar.
La laguna de tu cielo se está a punto
de secar, pero he de seguir bebiendo
hasta poder saciar esta fatídica sed.
Quisiera que aun inerte pudiera
explorar los secretos que te encierran
sin una deuda a pagar.
Deseoso de ahondar en las telas que
te encierran y apaciguar estas ganas
de erosionar.
Tu latifundio es lo único que me
sostiene codicioso de eternizar este
acto de culpabilidad; racional.
El averno dejara de carbonizar
cuando mi espíritu vacié el ardor y te
consuma a mi contentamiento.
El pecado que he marcado
encadenando tu miel en mi selva me
indemniza aunque ya estés
inanimada.