miércoles, 1 de junio de 2011

relatos de un solo color

Quisiera ser un copo de nieve, pequeño, inútil y congelado; para así no tener que sentir esta ardiente y dolorosa amargura, que corre por mi cuerpo y descalcifica mis huesos. Que arde por dentro que derrite mi cordura.

Quisiera ser alegre primavera para así no tener que soportar esta tristeza que los hombres han creado por sus días de codicia. Cantar con los arboles y arrullarme en el viento, disfrutar de la brisa, el sol en el oeste, la cálida tierra renaciente.

Quisiera ser una canción pop que se repite una otra vez con un final feliz, tan absurda y resonante que se queda olvidada, quisiera olvidarme de mis monstruos morados y aterradores, que me jalan cual títere cada vez que les place, que se mente en mi meten y tartamudean miedos, que me hacen tan pequeña, oh tan pequeña que no quiero salir.

Quisiera ser libro para cargar sabiduría, porque la vida se me va y aun no aprendo nada, o aun no entendido de que se trata esto. Quisiera ser libro y que cada alma me tomara con la yema de sus dedos, sintiera mi textura delgada y amistosa, leyera mis encantos, apreciara la belleza de mis letras negras y acomodadas.

Quisiera ser su voz, acampanada, melodiosa, sublime, para así poder comunicar sus pensares y cuestiones, sus canciones abrasantes que te dejan sin aliento, darle valor en el escenario y entre sus sueños. Convertirme en nota, silaba, acento.

Quisiera eso o nada, mas no puedo huir de esta realidad tajante, de mi cuerpo volátil, de mi espíritu arrugado, de este frio y estos miedos, que me hacen cubo, cuadrado y vanidoso.

Pero hoy solo me queda sentir el viento tocando mi cara, secando mis lagrimas, susurrándome preguntas que no han tenido respuestas, haciendo eco entre mi cabeza, resonando y escapándose, de una u otra forma como espirales libertinos, como dulce boca retorcida, a lado de mis paredes siento la nada y nos vemos cara a cara.

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